sábado, 21 de abril de 2012

25 de Mayo de 1811. Primera sorpresa Arlabán.

Francisco Moriones y Zabaleta participó y le mataron su caballo.
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Primera sorpresa de Arlabán por Espoz y Mina, en la que con fuerzas inferiores a las del enemigo consiguió una completa victoria apoderándose de un inmenso botín y rescatando a muchos militares prisioneros. La columna enemiga quedó completamente derrotada. Por una de esas casualidades que deciden el éxito de una guerra encarnizada, el mariscal Massena, el hijo predilecto del ejército francés, se detuvo en Vitoria a la salida del convoy en el cual iba incorporado, y a este accidente debió tal vez no haber caído vivo o muerto en poder de Mina en lo cual había puesto este general un empeño decidido. Los tesoros del convoy fueron repartidos en su mayor parte porque Mina, sin más ambición que ser el primero en los combates, todo lo aprehendido lo repartía entre sus subordinados. Jamás Mina se apropió nada en particular para provecho suyo.
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Toreno en su Historia de la Guerra de la Independencia hace relación de esta batalla de la manera siguiente: "Sabedor Mina de que el mariscal Massena caminaba a Francia con un convoy, procuró sorprenderle y marchando de noche a las calladas y por sendas estraviadas, amaneció el 25 de mayo sobre el mencionado puerto de Arlabán. Massena retardó salir de Vitoria, pero no el convoy. Las seis de la mañana serían cuando Mina emboscado con su gente se puso en acecho. El convoy era de 150 coches y carros, y le escoltaban mil doscientos infantes y caballos encargados de la custodia de mil y cuarenta y dos prisioneros ingleses y españoles. Dejó Mina pasar la vanguardia y atacando a los de detrás, travóse la refriega y duró hasta las tres, hora en que todo cayó en poder de los españoles. Más de 800 hombres perdieron los franceses y cuarenta oficiales, cogiendo el mismo Mina al coronel Lafitte. Parte del caudal y las joyas se reservaron para la caja: lo demás se repartió entre los vencedores. A las mujeres se las permitió seguir hacia Francia y trató Mina bien a los prisioneros. Se calculó el botín en cuatro millones de reales". (Tomo 4º, pag. 109).
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