domingo, 9 de septiembre de 2012

1863 Cronología

Mayo
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05/05/1863 Santa visita a Sada de D. Joaquín Javier Uriz Lasaga, obispo que fue de la diócesis de Pamplona de 1815 a 1829 y del obispo de Pamplona D. Pedro Cirilo Uriz Labayru
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sábado, 9 de junio de 2012

Joaquín D'Harcourt Got



Hijo de Rafael D'Harcourt Moriones
1896-1970 (74 años de edad)

Nacimiento: Puerto Príncipe, Cuba el 23 de mayo de 1896
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Padres: Rafael D'Harcourt Moriones y ??? Got
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Hermanos: Miguel D'Harcourt Got, Matilde D'Harcourt Got, Rafael D'Harcourt Got y Pilar D'Harcourt Got
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Boda: 1927 con Ascensión Rodríguez García
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Hijos:
Rafael D'Harcourt Rodríguez
María del Coral D'Harcourt Rodríguez
Joaquín D'Harcourt Rodríguez (Campeón Olímpico de hípica del equipo de Mariles):
• Primer matrimonio con Gómez (3 hijos):
     - Joaquín Fernando D'Harcourt Gómez
     - Miguel Higinio D'Harcourt Gómez
     - Yvonne Guadalupe D'Harcourt Gómez
• Segundo matrimonio con Velázquez (3 hijos)
     - Enrique Arturo D'Harcourt Velázquez
     - Rafael D'Harcourt Velázquez
     - Alejandro D'Harcourt Velázquez
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12/08/1898 Tras la derrota española en la Guerra hispano-estadounidense debió marchar a España con su familia. 
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1918 Se licencia de sus estudios de medicina en la Universidad Central de Madrid. Alumno interno de la cátedra de Fisiología que ocupaba Jesús María Bellido en la Universidad de Zaragoza. Poco después ingresó en la Sanidad Militar, llegando a participar en la Guerra de África.
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17/06/1919 Destinado como teniente médico al tercer batallón del Regimiento de Infantería de San Fernando nº 11 en primer turno forzoso.
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1921 Herido en el combate, siguió atendiendo heridos y finalmente escapó maltrecho del Desastre de Annual a través de las líneas rifeñas, logrando regresar a Melilla como teniente o capitán médico junto con los coroneles Morales, Manella y el capitán Sabaté (jefe de Estado Mayor) que acompañado por D'Harcourt fallece sobre su caballo antes de llegar a Izumar junto al coronel Morales, también herido. Durante sus estancia en África fue discípulo del prestigioso Manuel Bastos Ansart.
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15/05/1923 Teniente médico en el Grupo de las Fuerzas Regulares Indígenas Alhucemas / Revista de Sanidad Militar
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15/06/1924 Teniente médico en el Regimiento Wad-Ras, Madrid / Revista de Sanidad Militar
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23/04/1927 Por la R.O. (D.O. nº93) concediendo al Capitán médico D. Joaquín D'Harcourt Got licencia para contraer matrimonio con Dª Ascensión Rodríguez García / Revista de Sanidad Militar
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15/05/1927 Capitán médico en el Servicio de Aviación, Sevilla / Revista de Sanidad Militar
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Finales 1931 Se integró en el PSOE en la Agrupación Socialista Madrileña.
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Finales 1931 Se integró en el PSOE en la Agrupación Socialista Madrileña.
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1932 Capitán médico del Servicio de Aviación en la Escuadra nº I
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1936-1938 Durante la Guerra civil se mantuvo fiel a la República y se convirtió en el jefe del servicio quirúrgico del Ejército Republicano. Su experiencia en el campo médico facilitó el acercamiento de las intervenciones quirúrgicas al mismo frente de guerra. Las técnicas de curación desarrolladas por el médico Josep Trueta fueron incorporadas por D'Harcourt y extendido su uso dentro de la sanidad militar del Ejército Republicano. La llamada "cura oclusiva" de heridas fue desarrollada por Trueta en la Sanidad civil, mientras que D'Harcourt la desarrolló en la sanidad militar. A medida que avanzó la guerra, tanto en el frente de batalla como en la retaguardia, D'Harcourt consiguió organizar un completo equipo médico que atendía a los heridos y que además estudiaba la eficacia de los tratamientos quirúrgicos. También destacó por el uso de los sulfamidas en las curas por heridas de guerra.
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1938-1939 Obstentaba el rango de Teniente coronel y principalmente destacó en el Frente de Teruel, la batalla de Brunete, la Batalla del Ebro y en el Hospital militar de Vallcarca. Tras la caída de Cataluña marchó a Francia, donde estuvo internado en los Campos de Concentración durante algún tiempo.
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01/09/1941 D'Harcourt que vivía en la clandestinidad, salió en septiembre de 1941 con pasaporte cubano aprovechando su nacimiento en Puerto Príncipe. Se traslada a México junto con otros republicanos exiliados y estableció allí su nueva residencia. En México se convierte en docente de la Escuela Médico Militar. Fundador de la Clínica Benéfica Hispana junto con Otero que llegó a contar con un pequeño hospital.
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01/10/1941 Sus hijos Rafael, Coral y Joaquín embarcan en el "Quanza" destino a México por Verazcruz bajo el mando del capitán Harbers.
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1942 También llega a México desde el exilio su amigo Folch Pi, tras falsificar sus papeles y hacerse pasar por austriaco germanizando su apellido pro Folk.
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1944 Profesor en la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM). Tuvo una destacada actividad cultural en el Ateneo Españo de México, institución de la que fue su primer presidente.
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14/08/1948: Su hijo Joaquín D'Harcourt se convierte en medallista olímpico en el estadio de Wembley en el equipo del enigmático Mariles, el "dragón de oro". El propio Joaquín D'Harcourt Got asistió al caballo estrella, Arete, tras ser herido por otro caballo en las cuadras, le colocó un placa de plata para soldar el hueso pero Arete murió en febrero de 1952 y el propio Mariles cavó su tumba en lo uque hoy es el Centro Deportivo Olímpico Mexicano.
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Fallecimiento: 1970 México DF a causa de un carcinoma de próstata.
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Fuentes:
Blog desastre de Annual
Wikipedia
"El Dr. Joaquín D'Harcourt Got, un gran cirujano ortopédico en el exilio" por Ignacio García Forcada

viernes, 8 de junio de 2012

Rafael D'Harcourt Moriones


Hijo pequeño de Rafaela Moriones Murillo, hermana de Domingo Moriones y José D'Harcourt Pardiñas

Nacimiento: 1861
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Hermanos: José D'Harcourt Moriones y Luisa Moriones Murillo
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Se casó con: Pilar Got
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Hijos:
- Joaquín D'Harcourt Got1896-1970 médico
- Miguel D'Harcourt Got: 1896-1937 médico (en 1932 Profesor ayudante de Patología Quirúrgica)
- Matilde D'Harcourt Got
- Rafael D'Harcourt Got
- Pilar D'Harcourt Got
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Fallecimiento: 1919
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03 de marzo de 1905: Fallece José D'Harcourt Moriones


A las seis y media de la mañana de hoy falleció el general de brigada D. José D'Harcourt. Procedía del Arma de Caballería, y desempeñaba el cargo de ayudante de S.M. el Rey, a quien ha producido gran sentimiento de desgracia. Era un militar muy ilustrado, con lucida hoja de servicios, que conquistó el aprecio y el respeto de sus compañeros de armas por su capacidad, bizarría y pundonor. Descanse en paz.
Viernes 3 de marzo de 1905. La Época
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Al entierro del general D'Harcourt concurrirán el general Bascaran, en nombre de S.M., y los ayudantes. El sepelio será mañana, a las diez.
Viernes 3 de marzo de 1905. La Época
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La fiesta de caza que ha de celebrarse en El Pardo, suspendida ayer por la agravación del general D'Harcourt, y que se verificará uno de estos días, consiste en marcar un rastro por el suelo con los despojos de una res cualquiera, procurando llevarlo por sitios de difícil acceso y que se presten a confusión, para que los perros lo pierdan alguna vez y resulte trabajoso el llegar al punto en que se coloca el objeto indicando el final. El conde de Montijo y el marqués de Martorell han sido los encargados de marcar el rastro, cuyo lugar debe hallarse muy cercano al monte de la Zarzuela; pues al menos en el palacio del mismo se preparará el lunch con que el Rey obsequiará a sus invitados.

Viernes 3 de marzo de 1905. La Época
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26 de junio de 1902: Explosión de un polvorín


26/06/1902 Explosión de un polvorín en Carabanchel: … En otro lugar damos cuenta de la conferencia telefónica de la Reina madre con el gobernador de la provincia. Todos los individuos de la familia Real se levantaron ante el estrépito que hicieron los cristales que saltaron en mil pedazos, al ocurrir la explosión. En cuanto al Rey se enteró de lo que ocurría dispuso que se dirigiera al lugar del suceso uno de sus ayudantes. A las seis y media salía de Palacio, en un carruaje tirado por cuatro mulas, el ayudante del Rey D. José Dalcourt (D'Harcourt). El Sr. Dalcourt atravesó la Casa de Campo y se presentó en el Campamento anunciando la próxima llegada del Rey. Detrás del ayudante llegaron a galope ocho ó diez jinetes del picadero de Palacio. Momentos antes de salir el Rey de Palacio llegó a éste el general Borbó y Castelivi, quien comunicó a S.M. las primeras impresiones, muy distintas por fortuna, de las que ya circulaban por Madrid y en extraordinarios. A las ocho en punto llegó el Rey al Campamento. Acompañaba a D. Alfonso, el Sr. Loriga. Recibieron a S.M. el gobernador civil y muchos jefes y oficiales. El Rey, después de examinar el lugar donde ocurrió el suceso, hizo numerosas preguntas a cuantas personas se encontraban en el mismo y al enterarse de que no habían ocurrido muertes, dispuso inmediatamente que el carruaje le condujera al hospital, en donde ya estaban los heridos. Una vez en el hospital, D. Alfonso habló con todos los heridos. Les manifestó que serían todos atendidos con especial esmero, y que en cuanto se pusieran bien se irían, licenciados a sus respectivos hogares.
Jueves 26 de junio de 1902. Heraldo de Madrid.

domingo, 3 de junio de 2012

1875 Cronología

Julio
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13/07/1875 Grado de teniente coronel al comandante de cazadores de Alfonso XII D. José D'Harcourt Moriones
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Diciembre
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19/12/1875 El 18 a las seis de la tarde llega sin novedad el General Moriones a Santander y se hospeda con sus tres ayudantes en el Hotel de los Americanos, situado casi enfrente del muelle. Entre los que forman su Estado Mayor, el brigadier Marine, los coroneles Díaz Labiano y Alonso, el teniente coronel de Estado Mayor Seriña y el brigadier de Marina Sr. Suances. La noche es mala y no se puede asistir a la serenata que las autoridades locales habían preparado por motivo del cumpleaños del general, el que recibió numerosas felicitaciones de personajes y amigos. En la costa el temporal es excelente. Cartas del Norte (Cronicas de la campaña carlista publicadas en El Imparcial por M. Curros Enriquez)
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25/12/1875 El vapor Princesa se carga con todo tipo de provisiones para un mes de campaña rumbo a San Sebastián con todos los jefes y oficiales del tercer regimiento de Marina que celebraron ayer la Pascua de Navidad con un banquete en el Hotel de los Americanos al que asistieron, entre otros, el brigadier Suances, el teniente coronel Sr. Lara, el comandante Luis Tejeiro y el capitán José Baeza. También parte desde el puerto el vapor de hélice mercante, Albertito, con treinta caballos de los jefes y oficiales de Estado Mayor y una batería de montaña del nuevo sistema. Moriones desde su llegada a Santander no abandona su habitación del hotel en todo el tiempo diseñando y organizando profusamente los estudios del ataque a San Sebastián. Cartas del Norte (Cronicas de la campaña carlista publicadas en El Imparcial por M. Curros Enriquez)
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30/12/1875 Desde Pasajes se contemplan los proyectiles que se lanzan desde los fuertes liberales de Ametzagaña y el carlista de San Marcos. El general Quadros mientras realiza un reconocimiento por la línea de Hernani, le cayeron dos granadas muy cerca, pero consiguió salvar la vida. Cartas del Norte (Cronicas de la campaña carlista publicadas en El Imparcial por M. Curros Enriquez)
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1902 Cronología

Junio
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26/06/1902 José D'Harcourt Moriones visita en nombre del rey una explosión de un polvorín en Carabanchel
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Octubre
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08/10/1902 José D'Harcourt Moriones acompaña al rey por la Casa de Campo y el Pardo
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José D'Harcourt Moriones

Hijo de Rafaela Moriones Murillo, hermana de Domingo Moriones y José D'Harcourt Pardiñas

Nacimiento:
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Padres: José D'Harcourt Pardiñas y Rafaela Moriones Murillo
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Hermanos: Rafael D'Harcourt Moriones
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Se casó con:
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Hijos:
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Fallecimiento: 03/03/1905
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1873
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20/09/1873 El Ejército del norte nombra como ayudantes de campo y oficiales a las órdenes del Excemo. Sr. General en Jefe a los comandantes de caballería D. José Pares, D. José Rubalcava, comandantes de infantería D. Pedro Gutiérrez Agüera, y entro otros al capitán de caballería D. José D'Harcourt Moriones, por el coronel segundo jefe de E.M.G, Emilio Terrero.
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1875
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13/07/1875 Recompensas Militares: Continúa El Correo Militar publicando las recompensas otorgadas por las operaciones que dieron el resultado del levantamiento del bloqueo de Pamplona. En su último número hallamos las siguientes: …Grado de teniente coronel al comandante de cazadores de Alfonso XII D. José Darcourt (D'Harcourt)…
Mártes 13 de julio de 1875. La Época.
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1898
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11/02/1898 El distinguido y bizarro coronel de Caballería D. José D'Harcourt y Moriones, que mandó el regimiento de Cazadores de María Cristina, ha sido obsequiado con una preciosa y artística placa de plata, en la que van grabadas las firmas de todos los jefes y oficiales que pertenecían a dicho regimiento cuando el señor D'Harcourt fue destituido del mando. Dicha placa lleva la siguiente inscripción: "Los jefes y oficiales del regimiento Cazadores de María Cristina, 27 de Caballería, a su querido y digno coronel en el día 1 de diciembre de 1897". Felicitamos al Sr. D'Harcourt por tan honrosa y merecida distinción.
Viernes 11 de febrero de 1898. El Correo Militar.
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1902
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08/10/1902 El Rey, acompañado del general Dalcourt (D'Hacourt), ha paseado esta tarde por la Casa de Campo y El Pardo de dos a cuatro. La Reina, los Príncipes y la Infanta María Teresa han visitado a la Infanta Isabel, en su hotel de la calle de Quintana. A las cinco de la tarde ya había regresado toda la familia Real a Palacio, volviendo a salir en coche el Príncipe de Asturias con el Marqués de Hoyos, paseando por el centro de la capital.
Miércoles 8 de octubre de 1902. Heraldo de Madrid.
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1905
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03/03/1905 Fallecimiento a las seis y media de la mañana de José D'Harcourt
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Luis D'Harcourt Pardiñas

Hermano de José D'Harcourt Pardiñas
Tío de José D'Harcourt Moriones y Rafael D'Harcourt Moriones


1868
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Coronel Subdirector del Colegio y Escuela General de Caballería existente en Valladolid.
Director el Excmo Sr. Director General del arma el Sr. Teniente General D. Rafael Acedo y Rico, conde de la Cañada
Uniforme de Caballería: los Regimientos de Coraceros y Lanceros levita azul turquí y pantalón grancé, llevando los primeros casco y coraza, y los segundos morrion-ros de fieltro blanco. Los Regimientos de Cazadores usan el mismo morrion-ros que los Lanceros, dorman azul celeste y pantalón grancé. Los Regimientos de Húsares llevan morrion, pelliza y pantalón, variando el color de estas prendas para cada cuerpo. Todos los regimientos del arma usan además capote de paño gris celeste.
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sábado, 19 de mayo de 2012

José D'Harcourt Pardiñas

Esposo de Rafaela Moriones Murillo, hermana de Domingo Moriones

Nacimiento: Vigo
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Hermano: Luis D'Harcourt Pardiñas
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Se casó con:
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Tuvo 2 hijos:
A los 30 años: José D'Harcourt Moriones (26/07/1850 Alcalá de Henares - 03/03/1903 Madrid)
A los 00 años: Rafael D'Harcourt Moriones (¿? - ¿?/02/1919)
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10/08/1858 Padrino junto con su mujer en Leache de su sobrina Rafela Justa Francisca Teresa Moriones Azanza, octavo hijo de su hermano Juan Francisco Moriones Murillo.
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1855 Cronología

Diciembre
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13/12/1855 Nace en Leache el séptimo hijo y tercera hija de Juan Francisco Moriones Murillo y Luisa Azanza, se llama Lucía María Moriones y Azanza.
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1854 Cronología

Noviembre
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13/11/1854 Nace en Leache Eugenio Epifanio Moriones Azanza, el sexto hijo de Juan Francisco Moriones Murillo y Luisa Azanza.
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1853 Cronología

Abril
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10/04/1853 Párroco de Leache D. Benito Iturbide
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1707 Cronología

1707
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Vicario interino de Leache D. Miguel de Izco
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1725 Cronología

1725
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Vicario interino de Leache D. Juan de Moriones, abad de Ezprogui
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1778 Cronología

1778
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Vicario interino de Leache D. Antonio Martínez
Vicario interino de Leache D. Pablo Sanz Martínez
Vicario interino de Leache D. Francisco Suescun
Vicario interino de Leache D. Pablo Sanz Martínez
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1779 Cronología

1779
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Vicario interino de Leache D. Román de Legarra
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1789 Cronología

1789
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Vicario interino de Leache D. Francisco Moriones
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1841 Cronología

Febrero
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??/??/1841 Párroco de Leache D. Antonio Vicente.
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1851 Cronología

Octubre
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09/10/1851 Párroco de Leache D. Manuel Sansol
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1850 Cronología

Septiembre
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05/09/1850 Nace Teresa Obdulia Moriones y Azanza, hija de Juan Francisco Moriones y Luisa Azanza. Madrina Teresa Murillo, su abuela paterana
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Noviembre
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25/11/1850 Párroco de Leache D. Pedro Cruz
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Teófilo Moriones y Salvatierra

Hijo primogénito de Domingo Moriones y Murillo y Eusebia Salvatierra

02/12/1852 Leache - 03/10/1892 Valtierra
Falleció a los 39 años

Nacimiento: a las cuatro de la tarden del 02/12/1852 en Leache
Bautismo: el 03/12/1852 en la parroquia de la Asunción de Leache por el párroco interino D. Javier Pérez.
Padres: Domingo Moriones y Murillo (a los 29 años) y Eusebia Salvatierra.
Abuelos paternos: Francisco Moriones Zabaleta (a los 62 años, ese mismo día es su cumpleaños) y Teresa Murillo
Abuelos maternos: Mariano Salvatierra y Santiaga Murillo naturales de Ejea de los Caballeros.
Padrinos: Juan Francisco Moriones y Murillo y Luisa Azanza.

"En el lugar de Leache a 3 de diciembre del año de 1852, yo el infraescrito vicario interino bauticé a un niño que según dijeron nació a las cuatro de la tarde del día anterior, hijo legítimo de Domingo Moriones y Murillo natural de Leache, y Eusebia Salvatierra Murillo natural de Ejea de los Caballeros. Se le puso por nombre Francisco Javier Mariano. Abuelos paternos D. Francisco Moriones de Leache y Dª. Teresa Murillo de Ejea de los Caballeros. Abuelos maternos D. Mariano Salvatierra y Santiaga Murillo naturales de Ejea de los Caballeros. Padrinos D. Juan Francisco Moriones y Luisa Azanza, tíos carnales del bautizado, a quienes advertí el parentesco espiritual y demás obligaciones. D. Javier Pérez vicario interino de Leache".
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1876
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31/12/1876 La Iberia: Han sido nombrados ayudantes de campo del general Moriones el coronel teniente coronel don Francisco Contreras y Urbano, y los capitanes don Teófilo Moriones y Salvatierra, y don Juan Valdés y Rubio, destinándose además á sus inmediatas órdenes al teniente coronel don José Pares y Gallego y al teniente coronel don Alberto Recas y Milagro.
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1849 Cronología


Enero
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04/01/1849 Nacimiento de Domingo Timoteo Moriones y Azanza, tercer hijo de Juan Francisco Moriones y Luisa Azanza en Leache.
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05/01/1849 Bautizo en Leache de Domingo Timoteo Moriones y Azanza, madrina su abuela paterna Teresa Murillo.
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1847 Cronología

Marzo
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06/03/1847 Nacimiento de María Victoriana Moriones y Azanza, primera hija de Juan Francisco Moriones y Luisa Azanza en Leache.
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Diciembre
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11/12/1847 Santa Visita a Sada del Obispo de Pamplona D. Severo Andriani Escofet (Barcelona, 1774 - Pamplona, 1861).
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1846 Cronología

Febrero
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23/02/1846 Párroco de Leache D. José María Sos
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Marzo
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01/03/1846 Nacimiento de Francisca Ángela Aranguren y Moriones, hija de Manuel Aranguren y Agustina Moriones. Padrino Francisco Moriones Zabaleta, su tío.
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Junio
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10/06/1846 Párroco de Leache D. Pedro Elozalde
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1842 Cronología

Marzo
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26/03/1842 Nace Eusebia Salvadora Aranguren Moriones, hija de Agustina Moriones, hermana de Francisco Moriones Zabaleta. Madrina Eusebia Salvatierra, la mujer de Domingo Moriones Murillo.
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viernes, 18 de mayo de 2012

1843 Cronología

Mayo
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14/05/1843 Boda de Francisco Moriones y Murillo y Luisa Azanza Erice
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Eusebia Salvatierra y Murillo

Mujer de Domingo Moriones y Murillo
Madre de Teófilo Moriones y Salvatierra

Nacimiento:
Natural de Ejea de los Caballeros

Padres:
Mariano Salvatierra de Ejea de los Caballeros
Santiaga Murillo de Ejea de los Caballeros

Se casó con:
Domingo Moriones y Murillo, nacido el 20/12/1822 en Leache era su prima hermana.

Tuvo 1 hijo:
Teófilo Moriones y Salvatierra, nacido el 02/12/1852 en Leache

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27/03/1842 Madrina en el bautizo de Eusebia Salvadora Aranguren Moriones en Leache, hija de Agustina Moriones, tía de Domingo Moriones y hermana de Francisco Moriones.
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05/09/1852 Madrina junto con su marido en el bautizo de Domingo Lorenzo Moriones Azanza, hijo de Juan Francisco Moriones y Luisa Azanza en Leache.
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02/12/1852 Da a luz a su hijo Francisco Javier Mariano Moriones Salvatierra (luego constará como Teófilo Francisco Domingo Moriones Salvatierra) a las cuatro de la tarde.
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03/12/1852 Bautismo de Francisco Javier Mariano Moriones Salvatierra (Teófilo) en Leache con D. Javier Pérez de párroco. Padrinos sus tíos Juan Francisco Moriones y Luisa Azanza.
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jueves, 10 de mayo de 2012

1830 Cronología

Febrero
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??/??/1830 Vicario interino de Leache D. José María Sos
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Abril
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01/04/1830 Párroco de Leache D. Rafael Lacarra
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Mayo
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16/05/1830 Reparación de la acequia del Molinar en Sangüesa
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Diciembre
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??/??/1830 Párroco de Leache D. Agustín Estanoja
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16 de Mayo de 1830. Acequia del Molinar en Sangüesa


"Este Bando es muy curioso porque de él parte una tradición que ha durado más de 115 años, porque en mis tiempos de 1945 todavía se conservaba, aunque con otro fin. En aquel tiempo no existía el servicio militar obligatorio, si no que por un procedimiento que en otro escrito explicaré, Desde Madrid, le decían al Gobernador cuantos mozos debían de ingresar en las Milicias Nacionales y éste asignaba a cada pueblo los que le correspondían. En este año a Sangüesa son siete y hay cinco que ya están inscritos pero faltan dos que se llaman de cuota. El día que el Bando señala, todos los de ese reemplazo les manda que salgan a limpiar la acequia del Molinar que baja el agua desde Rocaforte para mover las ruedas del molino harinero que existía cerca de Gayan. Naturalmente los mozos trabajan gratis y los sueldos correspondientes se aplican para comprar a dos soldados que mediante un dinero aceptan servir en la Milicia. Debía de haber grandes problemas porque recomienda armonía (a los tres años da comienza la 1ª guerra carlista) y que los padres piensen en sus hijos pequeños para cuando les toque el día de mañana. Yo calculo que serían unos 35 mozos, pues nacieron 50 y los otros 15 morirían antes de llegar a la edad necesaria. Al implantarse el servicio militar obligatorio, ya tuvieron que ir todos los mozos, pero se siguió la costumbre de limpiar la acequia los quintos y el dinero que daba el Ayuntamiento se invertía en una gran merienda de todos los quintos que se llamaba la despedida y que era célebre por los abusos de bebida que se hacían. Yo no la hice porque me fui voluntario antes de hora para escapar de las layas y del azadón en Pastoriza, porque a mi lo que me gustaba era estudiar".

Fuente Pedro Belascoain: Sangüesa en cuatro cifras

24-25 de Septiembre de 1787. Inundación de Sangüesa


Inundación de Sangüesa:
Tan notoria como lastimosa fue la inundación ocurrida a la ciudad de Sangüesa en el Reyno de Navarra en la noche del 24 al 25 de septiembre del año 1787, y cuando sólo se acordaban de sus tristes acontecimientos, las que presenciaron la catástrofe, y apenas quedaron para contarlos, se publicó y vendió en Madrid por los ciegos en los días 20 y 21 de junio de este año un romance impreso que refería aquella tragedia. (Era un romance que contaba cosas falsas).
Diario de Madrid 20/11/1790

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El amanecer de aquel 25 de Septiembre tuvo que ser dantesco. Todas las casas hundidas, todos los 2900 habitantes heridos o muertos, buscando entre los escombros a los supervivientes entre los maderos, las tejas y el barro, todos los animales domésticos y de labor ahogados y las casas que continuaban hundiéndose. El Alcalde Mayor de Sos del Rey Católico, alertado por unos vecinos que se habían refugiado de noche allí, manda a una con el de Sanguesa una carta al Virrey de Pamplona comunicándole lo sucedido. Este dice que la recibe a las seis de la tarde e ipso facto la manda al Presidente de la Diputación que reúne a la Corporación al instante.

A las tres de la mañana comunica otra vez al Virrey las medidas tomadas. A su vez el Alcalde de Sanguesa contrata a todas las personas útiles, más de 100 peones, para desescombrar y limpiar las calles principales, darle salida a las aguas y sacar los cadáveres de personas y animales. Como a todos los vecinos les cogió la inundación durmiendo en la cama, salieron a la calle como estaban. Los frailes de los cuatro conventos de hombres que había y cuyas casas aguantaron porque eran de piedra de sillería, repartieron sus hábitos sobrantes entre la gente y así muchos vecinos deambulaban vestidos de frailes hasta que llegaron los refuerzos.

La Diputación nombró a D. Zenon Gregorio de Sesma, con plenos poderes para organizar la vida allí, mandó gran cantidad de víveres de todas clases, pan, abadejo, huevos, harina, y ropas de vestir y de cama que pudo reunir, así como mil doblones, para gastos. Se sacaron del Arca de las Tres Llaves donde se guardaban los dineros públicos y que se salvó de la riada, 400 pesetas para los primeros gastos. D. Zenon organizó al personal en cuadrillas al mando de carpinteros y maestros albañiles. Como madera tenían la que querían se montaron dos equipos de serradores, uno en la Galeria y otro en el Prado y de los pueblos vecinos, de Lumbier, Liédena, Rocaforte, Aibar y Sos llegó personal para ayudar a los de Sanguesa. Así estuvieron en una actividad frenética todos días laborables y festivos hasta el 15 de diciembre que se registran los últimos pagos.

Zenón dictó unas normas de obligado cumplimiento. Nombró en cada calle un mayoral auxiliado por un profesional carpintero o albañil y cada día se vigilaban las casas, hundiendo las que amenazaban ruina. Como seguía lloviendo hubo que habilitar cholas o chozas para la gente, en el foso de la muralla, en el Prado San Francisco y 25 en lo alto, en la Chola. La Diputación mandó una circular a todos los pueblos y Cendeas de Navarra para que ayudasen a Sangüesa. El Virrey al día siguiente de los hechos lo puso en conocimiento del Palacio Real de Madrid donde el Rey quedó muy apenado y el Conde de Campomanes, su secretario le contestó a vuelta de correo. Los ahogados más de 500, se enterraron en fosas comunes en el Olivar del Balate y en el Camino de Cantolagua.

Según el metereólogo de aquella fecha Francisco Javier Bariain de Eslava, el año 1787 fue muy atípico, pues llovió y mucho todos los meses del año y nevó en Mayo y Noviembre .El agua caída en el llano en la alta montaña del Pirineo fue nieve y una tormenta violenta la derritió al instante, produciendo la inundación que duró menos de tres horas y media y en Sangüesa el agua se elevó 38 pies navarros o sea 10 metros de altura. Como del piso del puente al agua del río hay 8 metros, la vista del observador hasta el monolito del Prado es la altura que llegaron las aguas, por encima de los primeros pisos de las casas.

Fuente Pedro Belascoain: Sangüesa en cuatro cifras

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La desolación y el desconcierto debieron ser terribles. Yo me imagino una ciudad fantasma con las casas rotas o hundidas del todo, las calles llenas de escombros, tejas y maderos y la gente deambulando por entre las ruinas que amenazaban hundimiento, buscando a sus familiares y amigos. Como las cuadras estaban todas a pie de calle, habrían perecido todos los animales que había en ellas, caballerías, cerdos y gallinas, mezclados entre aperos de labranza, esportizos y anganetas, pues todos se guardaban en las entradas y se usaban casi a diario. Las primeras anotaciones de actividad las tenemos en nuestro Ayuntamiento y están fechadas el 30 de septiembre y se refiere a gastos de albañiles, carpinteros, herreros y sobre todo peones. Mas de 100 personas se emplearon diariamente en estos menesteres por el Ayuntamiento y el primer cometido fue sacar los cadáveres de los escombros, tanto de personas como de animales y darles enseguida sepultura. Esta tarea se realiza sin interrupción todos los días incluidos festivos hasta el 15 de diciembre en que aparecen las ultimas relaciones de pagos por estos conceptos.

Naturalmente el Ayuntamiento se preocupo de las calles, edificios y locales de propiedad municipal, el horno, la carnicería, el molino y otros. Para los primeros gastos según se expresa el documento que adjuntamos, se sacaron 400 pesetas (850 reales sencillos) del Arca de las tres llaves, donde se guardaban los dineros públicos, pues como estaba en estancias superiores, el agua la respetó por estar situada en el primer piso del Ayuntamiento. Madera tenían la que querían pues por ejemplo Pastoriza quedó llena de maderos, muchos de ellos ya cuadrados, es decir preparados, solamente en los huertos de la Casa de París relacionan mas de 100 de todas medidas casi todos grandes, y el documento de Yesa dice que en el Balate quedó muchísima madera y en el Arenal árboles grandes Se organizaron dos partidas de serradores, una en las Arcadas y otra en el Prado.

El personal se organizó en cuadrillas de trabajadores al mando de maestros y oficiales albañiles y carpinteros y ya aparecen aquellos maestros cuyos apellidos han continuado en la profesión hasta nuestros días, Los Arcos, Güesa y otros. Asimismo los pueblos vecinos se suman a la tarea de la reconstrucción y de Lumbier, Aibar, Liedena y otros llegan cuadrillas de trabajadores, todos son pocos para poner Sangüesa otra vez en orden. Los pagos se realizan con un detalle y minuciosidad ejemplares y todos van firmados por el pagador y el que recibe el dinero y se realizan semanalmente. Hay en el archivo municipal una cantidad grande de recibos sueltos, además de relaciones nominales señalando los días trabajados cada semana y el jornal diario que cobraba cada trabajador según su categoría así como los que lo hacían con juntas de bueyes o caballerías.

Entre las casas reparadas por cuenta del Ayuntamiento en una relación figuran:
- Calle Maior 7 casas entre ellas Casa París Las Torres 4 casas
- Barrio del Estudio 7 casas
- Portal de la Población 1
- Plazuela de San Francisco 1
Fueron ejecutadas las obras por Aldunate y compañeros albañiles de Lumbier. Seguramente se trataba de obras urgentes o que sus propietarios no podían hacerse cargo de las reparaciones. Como decimos en otro apartado el Alcalde Mayor de Sos y el de Sanguesa, enviaron un propio el día 26 al Virrey y este lo recibe a las 6 de la tarde e inmediatamente lo comunica a la Diputación que se hace cargo de la situación según escrito de las 5 de la mañana. Rápidamente disponen los primeros auxilios de pan, abadejo, huevos, tocino y ropas de vestir y de cama. Envían a Zenón Gregorio de Sesma para hacerse cargo de la puesta en marcha otra vez de la vida en Sangüesa. Debió de ser un hombre de unos recursos y competencia extraordinarios, pues faltaba de todo y todavía quedaban con vida mas de 2000 personas, muchísimos heridos y enfermos, y sobretodo no tenían techo y seguía lloviendo. Zenón manifiesta que lo primero que sintió al llegar a Sangüesa, fue un hedor insoportable, por la cantidad de cadáveres que había entre los escombros.

El día 27 al día siguiente de llegar a Sangüesa, informa a la Diputación sobre lo ocurrido y las medidas que convendría tomar. La Diputación envió 1000 doblones y otras ayudas llegaron de otras partes. La primera labor fue el desenrono de las calles y de las casas. No se podía dejar a un lado tampoco los desperfectos causados en el puente ni en Pastoriza para poner en marcha los huertos. También tenían cerca ya la siembra y la vendimia que no lo podían olvidar. D.Santos Angel de Ochandategui se hizo cargo tanto de la administración de las ayudas que se fueron concediendo para la reconstrucción por distintos Organismos como de los pagos a los empleados y trabajadores y compra de materiales, yeso, clavos, canastos, etc. En el convento de San Francisco se hicieron habitaciones para albergar a las familias necesitadas. También se debió de hacer lo mismo en el Carmen y Casa de la Ciudad, según rezan los recibos de cobro. Se construyeron con el mismo fin 25 cholas, chozas o barracas, dicen arriba, luego se supone que se hicieron en el paraje que hoy llamamos la Chola.

Los materiales más comunes usados son yeso, clavos grandes de a palmo, de ponton, basteros, canastos, maromas, fierros y otros. La piedra naturalmente usarían la que tenían en la misma obra, pues no es fácil que el agua se la llevase con tanto enrono. Las casas se hicieron hasta el primer piso de piedra y lo de encima, de adobes y tapiales. Pasados los años debió de haber algún problema de competencia entre los profesionales de Sangüesa y los pueblos vecinos. Estos trabajaban en muchos casos a destajo y se iban a dormir a sus pueblos respectivos. Como no debió de quedar animal vivo, caballerías, bueyes, cerdos y gallinas, se contrataron juntas de bueyes y mulas para el transporte de materiales, maderos y escombros, pues al principio ya aparecen 20 juntas de bueyes trabajando. La mayor parte de estos animales antes de la riada estaban en la calle Población y Caballeros, las mulas en la calle Nueva, Amadores y Media Villa y los caballos en la calle Mayor.

En 1º de Octubre la Diputación manda una circular a todos los pueblos y cendeas de Navarra solicitando ayuda para Sangüesa. Con los primeros dineros que llegan se compra trigo y demás cereales para hacer una buena siembra así como legumbres para el consumo. Se publica un bando para que todos los vecinos limpien las acequias de sus huertos de Pastoriza y el camino se arregla a vecinal. La Diputación nombra asimismo a D. Santos Ángel de Ochandategui , Director General de Caminos de Navarra, para que con arreglo al informe emitido por el Sr. Zenón levante un plano para la reconstrucción de Sangüesa en un lugar elevado que la libre de las grandes avenidas del río Aragón. Éste elige el lugar de la Landa donde hoy se levanta el cementerio y procede a la ejecución de los planos. D. Santos en unión de Zenón reconocen repetidamente durante un mes con particular cuidado los edificios habitables, los quebrantados, inservibles y derruidos y nombran una Junta para que atienda a prevenir cuanto convenga en dichos edificios, ya sea su demolición o reparación, en la parte que amenace próxima ruina. Dicha Junta esta formada por el Alcalde, que será su presidente, los dos párrocos, cinco Regidores y un escribano.

En cada barrio nombran un Prior y dos Mayorales para que vigilen la conducta de los vecinos y notando algún desorden los corrijan y amonesten dando cuenta al Alcalde y en un caso pronto y repentino, podrían proceder al arresto, dando cuenta al Consejo. Estos tres vigilarán que las aguas de las calles tengan salida, reconocerán los portales de las casas habitadas, para que los desenronen, dándoles un tiempo prudencial y si no lo hacen se les aplicará un ducado de multa o diez días de cárcel. Harán hogueras de cuando en cuando para quemar despojos. Cada semana uno por uno y por separado, darán cuenta a la Junta de las novedades de su barrio. En la tarde del domingo, dos de la Junta con un albañil y un carpintero harán un reconocimiento de la ciudad por si notan algún quebranto o inclinación en los edificios deshabitados y preguntarán a los vecinos por si oyen algún ruido. También deben vigilar por si en el desescombro aparecen alhajas o efectos, que entregarán a la Junta y ésta a sus dueños. Antes de proceder al hundimiento de cualquier casa hay que vigilar si afecta a otras vecinas por medio de los peritos que nombrase la Junta.

Dicen las ordenanzas que en atención al considerable número de habitantes que vive dentro de la Ciudad y transito, de los acomodados en las Barracas, que con corta diferencia asciende a igual número, se podrán desenronar aquellas calles o callejas más usuales que le parezca a la Junta cuidando en todas del curso de las aguas. Éste se hará a jornal, en la temporada que tengan menos que emplearse, y así los pobres tendrán jornal que será pagado por el Depositario. También se prohíbe que ninguna persona de cualquier clase que sea pueda sacar de entre las ruinas, ni conducir fuera de la Ciudad, despojos de ninguna clase sin permiso de la Junta, para evitar fraudes. Se señalan para las juntas semanales, los martes a las diez y media de la mañana Otro capitulo muy importante eran los Censos que los particulares habían recibido de la Iglesia o del Ayuntamiento. Estos Censos al Quitar eran préstamos que se concedían para gastos importantes, como construcción y reparación de casas, compra de fincas y otros para volverlas de viña, etc. Nos sirve para ver el grado de endeudamiento de los vecinos. Tenían un interés entre el 3 y 5% según los casos y con garantías de fincas, en realidad como los actuales préstamos hipotecarios, pero sin fecha de amortización. Por eso todavía hay fincas que están gravadas con censos.

En Santa María había pendientes 111 algunos naturalmente desde muchísimos años antes a 88 censalistas que sumaban 11.166 ducados. En Santiago en 1840 todavía quedaban 30 en parecidas condiciones. La Iglesia modificó muchos de éstos a consecuencia de la riada, a algunos el capital, a otros el interés y en algún caso las dos cosas a la vez. Hubo mucha emigración de personas pudientes que no quisieron vivir en aquellas condiciones pero también hubo muchas familias de los pueblos limítrofes, que se instalaron en Sangüesa. La cosa quedó mas o menos igualada. De tal manera que si a los 2914 habitantes de 1877, le aumentamos los nacidos y disminuimos los fallecidos año por año, llegamos al año 1835 en que esta cantidad es similar a las que registran los libros de matrícula parroquiales de Santiago y Santa María, con lo cual la emigración y la inmigración son idénticas. La reconstrucción de Sangüesa se hizo en circunstancias muy difíciles pues a los 20 años llegaron los franceses y antes aún sus ideas revolucionarias en todos los aspectos. Tal es así que los franceses fusilan a 4 sangüesinos entre ellos a Rada y Espoz y Mina lo hace con 7, llamémosles afrancesados. Manuel Rada era sacerdote y tenía 72 años, una heroicidad a sus años.

Los barrios que conforman Sanguesa a estos efectos, son los siguientes:

RUA MAYOR
MEDIA VILLA
LAS TORRES
ESTUDIO
CABALLEROS
SAN MIGUEL
PRADO SAN FRANCISCO
OLTRA
BARRACAS DEL LLANO QUE LLAMAN DE URRIZOLA (CHOLA) CON INCLUSIÓN DEL CORRAL DE MIGUEL RONCAL Y BARRACAS DE ENFRENTE BARRACAS QUE SE HALLAN FUERA DE LA CIUDAD, CON EXCLUSIÓN DE LAS CONTIGUAS O PEGANTES A LAS MURALLAS POR ESTAR INCORPORADAS A LOS RESPECTIVOS BARRIOS.

Se encuentran a faltar , ignorando el motivo por el cual no figuran en las Ordenanzas:

LA BASTERIA
SANTA CATALINA
AMADORES
POBLACIÓN
BARRIO NUEVO
BARRIO OSCURO
BARRIO CHICO (Sto. Domingo)
PLAZA DE SAN SALVADOR

En el desenrono de los edificios se previene que los maderos sobrantes se pueden guardar en los claustros de los dos conventos abandonados por los frailes, el de Santo Domingo y el de los Mercedarios. Se señalan lugares para echar los escombros de las ruinas, para que no perjudiquen el curso del río en caso de riadas.

El día 4 de Octubre el alcalde de Sanguesa solicita de los alcaldes de los pueblos vecinos que pongan guardas en el campo para proteger las viñas. Como la totalidad de las cubas de las bodegas quedaron inundadas y llenas de barro, hubo que alquilar cubas en los pueblos vecinos y mucha uva se perdió por no poderse vendimiar, algo mas de un 30 %. En noviembre D. Santos A. De Ochandategui informa sobre la situación del puente de piedra, su reparo y la posibilidad de su traslado. En un principio ya hemos dicho que se pensó en trasladar Sanguesa a un sitio mas elevado, después en cambiar el puente a un sitio más conveniente y posteriormente la construcción de un dique de tierra mas alto que la riada y que llegaría hasta el torreón del Carmen. Se pensó en tres lugares, 1º en la Basteria, 2º en la casa del Duque y 3º en la Mediavilla al mismo tiempo que se trasladaba el puente y se ensanchaba el lecho del río. Como no había dinero para hacer estas obras, se propuso hacer un malecón o dique desde la peña existente en el camino de San Babil hasta la iglesia de Santa Maria, mas alto que la altura alcanzada en la ultima riada. En estos trabajos se emplearía mucha mano de obra a vecinal. Esta fue la solución final y por eso tenemos ese gran murallón en los Pozancos.

La reparación de las casas debió de hacerse a un gran ritmo, ayudándose unos vecinos a otros aunque fue imprescindible la cooperación de albañiles y carpinteros de los pueblos vecinos En las nuevas casas obligaron a hacer de piedra hasta la altura de 5 baras, o sea 4 metros, dentro de las murallas, de allí arriba se podrían hacer de adobes o de tapiales.

Fuente Pedro Belascoain: Sangüesa en cuatro cifras

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Al morir ahogado el Beneficiado de Santa María D. Juan Miguel Belascoain en la inundación de 1787, D. Juan Geronimo Learte, Clavero de los Beneficiados explica cómo se produjo la inundación y los daños que causó tanto en las casas como en los graneros. Se llevó el Hórreo donde estaba toda la cosecha de ese año y los menuceles, por lo tanto no hubo reparto de granos. En cuanto al vino, dice que la cosecha fue corta y mala y sólo se recogió una tercera parte de las uvas porque no había cubas para guardar el vino. También murieron los Beneficiados D. Miguel Belza y D. José Agustín de Rada. Por lo tanto explica el reparto entre los sobrevivientes y Ausencieros con detalle de todos los gastos habidos, en varias páginas. Aumentar el archivo.

Fuente Pedro Belascoain: Sangüesa en cuatro cifras

1827 Cronología

Marzo
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06/03/1827 Selección de verederos en Sangüesa
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Los Verederos


06/03/1827 Incluimos aquí la subasta de un puesto municipal impensable para nuestros dias, como es el de VEREDERO o sea el que camina por veredas. Hay que hacer constar que se trata del año 1827 y en aquellas fechas, en Navarra había muy pocos caminos y ninguna carretera por supuesto , todo eran sendas y veredas , donde se cubrian los trayectos a pié o a caballo. Dice el Bando que a las tres de la tarde del día que cita, se encenderá la candela que servía para hacer las subastas y se puede pujar por arriba o por debajo de la cantidad inicial mientras esté encendida la dicha candela. Nombra a tres vecinos que se ofrecen a realizar las entregas de los despachos por un real sencillo cada legua ( 5 Km. de ahora o una hora andando) en vez del real fuerte que se pagaba antes. Por lo tanto los aspirantes a la plaza deberán hacerlo por menos dinero. Como Sangüesa era la Merindad más extensa de Navarra y todas las disposiciones tanto del Virrey como de la Diputación a todos los vecinos de los pueblos de Navarra, se hacían a través de las Cabezas de las Merindades, al Veredero de Sangüesa no le faltaría trabajo y tendría que estar horas y horas recorriendo caminos, saltando barrancos y atravesando los numerosos valles y montañas de conforman nuestra Merindad.

Fuente: cuatrocifras

martes, 8 de mayo de 2012

La Inclusa de Pamplona


La Casa de Maternidad e Inclusa de Navarra fue fundada en junio de 1804 por el arcediano de la catedral don Joaquín Javier de Uriz y Lasaga, que más tarde sería prior de Roncesvalles y Obispo de Pamplona. Hasta entonces, los niños expósitos eran recogidos en el Hospital General. Hasta 1836 estuvo regida por su propia junta de gobierno, desde esa fecha quedó bajo la jurisdicción de la nueva Junta de Beneficencia. En 1934 se trasladó a las nuevas instalaciones de Barañáin, junto con el Hospital de Navarra, instituciones ambas ya para entonces dependientes de la Diputacion Foral. (Información tomada de: Guía del Archivo General de Navarra / Juan José Martinena Ruiz. Pamplona: Gobierno de Navarra, 1997. p. 260)

En aquellos tiempos cuando una mujer tenía un hijo de pecho, tenia mucha leche y quería aumentar sus ingresos, se apuntaba en el Ayuntamiento con este fin y éste lo ponía en conocimiento de la Inclusa de Pamplona que le mandaba un recién nacido. En el pueblo lo bautizaban, le ponían nombre de pila e hijo de padres desconocidos.

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En Guipúzcoa no existieron instituciones específicas para los expósitos hasta 1804. Los niños abandonados en la provincia eran conducidos a la Inclusa que funcionaba dentro del Hospital General de Pamplona, con excepción de los de la zona de Mondragón, que por no pertenecer a la diócesis de Pamplona eran llevados a Zaragoza, o más tarde a Calahorra.

Ya desde finales del siglo XVI nos consta la admisión de expósitos guipuzcoanos en el Hospital de Pamplona. En 1599, la Junta de gobierno del Hospital informa a la Provincia de su mala situación económica solicitando se pida limosna en su territorio para ayudar al Hospital ya que, dicen, más de la mitad de sus gastos son originados por enfermos y expósitos guipuzcoanos.

Los libros donde se registraban los ingresos de los niños y que se hallan actualmente en el Archivo de la Maternidad del Hospital de Navarra, sólo datan de 1710. En el siglo XIX los niños guipuzcoanos ya no fueron conducidos a la Inclusa de Pamplona.

Los niños que ingresaban en la Inclusa de Pamplona durante el siglo XVIII lo hacían por los siguientes procedimientos:

01/ Admisión por parte del establecimiento: sólo para los niños legítimos cuyos padres presentaran una documentación en regla que acreditara su falta de medios para criarlos. Únicamente eran admitidos los navarros.

02/ Exposición propiamente dicha: el niño era abandonado de manera clandestina, generalmente de noche y en los más diversos lugares: puertas de personas particulares, del cura, de la autoridad civil, del cirujano o de la partera, de la iglesia, junto a ermitas, caseríos, bordas; en fin, salvo en contadas excepciones, siempre en sitios en los que la criatura fuera prontamente recogida.

03/ Torno: muchos niños eran depositados en el torno de la institución, conducidos hasta allí por familiares, vecinos, parteras o cirujanos, a veces desde pueblos no muy cercanos. Estos niños, y en mucha menor medida los expósitos, frecuentemente llevaban prendidas a sus ropas notas que tenían un afán identificatorio y que informaban de si el niño estaba o no bautizado, de su nombre o el que se deseaba que le pusieran, y en el siglo XVIII rara vez se expresaban los motivos por los que se dejaba al niño y el deseo de recobrarlo. Pero esto último constituía una falsa ilusión: la mayoría de los niños moría en sus primeros años y los pocos que lograban sobrevivir no eran nunca reclamados por su familia salvo en contadísimas excepciones.

04/ Abandono: la criatura, en vez de ser expuesta, es entregada directamente en la puerta de la Inclusa o al párroco del pueblo, quien se ocupa del traslado del niño. En ocasiones la madre aparece en el libro de registro y otras veces el niño ingresa con de padres incógnitos.

Por último, a fines de siglo aparece tímidamente una nueva modalidad que será la que termine por suplantar a las anteriores a lo largo del siglo XIX:

05/ El ingreso de la embarazada soltera en el Hospital para dar a luz y de donde sale dejando allí la criatura.

La exposición era sin duda el método más cruel y primitivo de abandono pero antes de sacar conclusiones hay que tener en cuenta que el mayor o menor recurso a ella también está en relación con la distancia hasta la Inclusa más cercana, es decir que en una ciudad donde había Inclusa, como es el caso de Pamplona, el número de exposiciones era mínimo porque era muy fácil dejar a los niños en el torno.

El transporte de los niños desde el lugar de abandono hasta el establecimiento era, por lo general, sumamente penoso. Conocemos distintas referencias a los transportes, todas ellas dramáticas. De Francia sabemos que había hombres dedicados a este peculiar acarreo y que llevaban a los niños en unos cestos a la espalda en los que a menudo morían de hambre o asfixiados. Practicamente no les daban de comer y el lugar de los que iban muriendo era ocupado por otros recogidos en los pueblos del camino. El pago que recibía el transportista era el mismo tanto si el niño llegaba vivo como si no; no es difícil sospechar que algunos transportistas suprimieran a los niños para reemplazarlos por otros y aumentar así sus ganancias. En Navarra era lo más frecuente que el niño fuera conducido de pueblo en pueblo por conductores que realizaban sólo la etapa hasta el pueblo siguiente, entregando a los niños a la Justicia que se encargaba de contratar el viaje hasta el pueblo próximo. Los niños que llegaban de Guipúzcoa probablemente lo harían a lomos de caballería y siempre con alguna mujer que pudiera darles de mamar.

Las condiciones de vida dentro de la Inclusa de Pamplona, al igual de lo que sucedía en todas las demás de Europa, eran tales que la mayoría de los niños ingresados moría antes de cumplir el primer año de vida y casi ninguno lograba rebasar los 7 años. Vivían sin la menor higiene ni tomar nunca el aire, amontonados varios en cada cuna, envueltos en trapos sucios, sometidos a contagios, principalmente sífilis y sarna, mal alimentados por nodrizas que tenían que amamantar a tres, cuatro o más, dependía de la escasez o amplitud de la oferta de nodrizas y de los fondos del Hospital. Estas mujeres, mal pagadas, mal alimentadas, agotadas, que aceptaban este trabajo porque no eran consideradas lo suficientemente buenas como para ser contratadas en casas particulares, descuidaban a los niños y les contagiaban sus enfermedades. El pensamiento ilustrado en todos los países se ocupó de este problema y se intentaron reformas para hacer variar las condiciones de los hospicios; se sentía como una pérdida irreparable para el Estado la muerte de tantos niños representaban brazos necesarios para producir riqueza.

En las últimas décadas del siglo la provincia de Guipúzcoa solicita a personajes influyentes en la vida provincial la presentación de planes para la creación de inclusas. Finalmente en 1804 se consiguió establecer cuatro Cajas de recepción de expósitos en San Sebastián, Tolosa, Azpeitia y Azcoitia; el obispado de Calahorra había abierto la de Mondragón en 1796. La guerra de la Independencia paralizó su actividad, volviéndose a solicitar la admisión en Pamplona. A partir de 1814 funcionaron otra vez los servicios provinciales y los niños guipuzcoanos no volvieron a recorrer el camino de Pamplona.

Hasta 1784 la cantidad estipulada que tenían que pagar los Ayuntamientos que mandaban a los expósitos a la Inclusa de Pamplona era de 100 reales de plata. En aquel año se pidió a la provincia de Guipúzcoa que cada niño trajera 250 reales o que se pagara el gasto anual real que ocasionaba cada niño. A partir de 1791 los reales debían ascender a 300. El motivo alegado por la Junta del Hospital era "el decaimiento de intereses por la injuria de los tiempos". Los niños que se enviaban sin el dinero eran devueltos. El hallazgo de varios expósitos en un mismo año podía resultar muy gravoso para las arcas municipales.

En las pequeñas comunidades del Antiguo Régimen existía un control absoluto de la vida personal por parte de toda la comunidad. A pesar de que la existencia de múltiples caseríos situados en lugares apartados pudiera hacer pensar en una mayor dificultad para ejercer ese control que los lugares de hábitat concentrado, había un momento privilegiado en el que todo el grupo se encontraba: la misa dominical. Frecuentemente las jóvenes embarazadas abandonaban el hogar paterno para ir a refugiarse en casa de parientes o conocidos residentes en otros lugares y es allí donde nacía su hijo y donde era abandonado. En fin, que dado el carácter oculto del abandono y el que era el resultado final de una serie de hechos que se pretendía mantener en la oscuridad, nos encontramos con grandes lagunas en el momento de estudiarlo.

De los 14.022 niños que ingresaron en Pamplona entre 1710 y 1804 (faltan los ingresos correspondientes a los 4 primeros meses de 1710 y a enero de 1719), 1.454 procedían de Guipúzcoa, lo que representa el 10,3%. Entre 1800 y 1804 ingresaron de Guipúzcoa 73 expósitos (6,5%) de un total de 1.116 niños que ingresaron en esos años en la Inclusa de Pamplona, de estos ingresos de la provincia de Guipúzcoa 35 provenían de San Sebastián, el resto era de otros pueblos.

Hacia finales del siglo XVIII se observa un aumento en los hijos ilegítimos y no directamente por su origen, sino por otra causa adicional como el haber quedado huérfanos o su madre sin leche para criarlos.

Los niños expósitos guipuzcoanos en la inclusa de Pamplona en el siglo XVIII
Lola Valverde

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Abandonar al hijo para que viva
Durante el siglo XVIII en Gipuzkoa se construyeron cinco inclusas, casas donde se recogía y criaba a los niños desatendidos por sus padres. A veces los dejaban por mantener su “honor”, pero muchas veces por la imposibilidad de alimentarlos.

Corrían tiempos en los que la familia monoparental no existía y quedarse embarazada sin haber contraído matrimonio antes suponía un gran pecado, es decir, desprestigio, deshonra, marginación… Pero eso no quería decir que la situación no existiera, sino que se escondía. “El abandono de niños era una solución, un recurso, tanto para aquéllos que se encontraban en la miseria y no podían alimentar a todos los hijos que les nacían como para las madres solteras que de esa manera ocultaban su falta.

La cuestión económica se sumaba a la del honor en este segundo caso: la inmensa mayoría de estas madres no podía sacar ellas solas a sus hijos adelante”, explica Lola Valverde en un artículo de la Enciclopedia Auñamendi. Así, si la mujer soltera embarazada pertenecía a una familia acomodada, sus hijos acostumbraban a ser criados por nodrizas en el campo. Pero los que no se podían permitir tal lujo, no tenían más opción que abandonar al recién nacido, borrando todo rastro de su origen para que no se pudiera encontrar a sus padres. Era la única opción que podía garantizar la supervivencia de los niños nacidos en familias pobres que acabaron en las inclusas, casas donde se recogía y criaba a estos expósitos.

Los métodos de lactancia artificial eran inexistentes, por lo que la manera casi exclusiva de alimentar a los niños y conseguir así que crecieran era el amamantamiento. En consecuencia, la muerte de la madre, la enfermedad o la carencia de leche abocaba también a las familias pobres a llevar a sus hijos a las inclusas para que pudieran vivir.

Iglesias, puertas de viviendas particulares, casa del cura, del alcalde, caseríos… eran los lugares elegidos para dejar de noche al niño que se iba a abandonar. Se hacía ruido para alertar a los de dentro y conseguir que salieran pronto a recogerlo. En las casas donde se recogía y criaba a los expósitos “había tornos donde se depositaban los niños anónimamente a cualquier hora del día y de la noche. Por los tornos entraban en el establecimiento los procedentes de la localidad y los de las zonas más próximas. Representaban una mayor seguridad para la vida del niño”, explica Valverde.

“A pesar de los altísimos índices de nacimientos ilegítimos que se registraban en el País Vasco durante la Edad Moderna, los abandonos de niños eran muy escasos. Sólo, al parecer, tenían cierta importancia en Navarra, a lo que no es ajeno el hecho de que se recogieran niños en el hospital General de Pamplona desde el siglo XVI”, relata la historiadora.

A principios del siglo XVIII no existía en Gipuzkoa más institución que la establecida por los obispados en las capitales, a menudo demasiado lejos. “No hay duda de que, en este largo viaje, realizado acaso sin lactar y al cuidado de personas indiferentes y de manera anormal, morirían muchos antes de llegar a su destino. Además, con la aglomeración consiguiente de tantas criaturas, no podían éstas ser atendidas con el cuidado que requería su tierna edad, ni adquirir la debida educación e instrucción para obtener los medios para vivir, sin ser una carga perpetua en la sociedad”, explica Serapio Múgica en su Geografía de Gipuzkoa.

Llegar vivos: falta de material y personal
“La mayoría de las veces los conductores eran hombres que llevaban a varios niños que iban recogiendo en los pueblos por los que pasaban en su camino hacia la inclusa. Los recién nacidos extenuados, casi sin comer durante varios días, bajo el sol, la lluvia, el frío, morían con frecuencia. Las inclusas denunciaban que casi todos llegaban muertos o morían enseguida”, detalla Valverde. Como consecuencia de tan precaria situación, la tasa de mortandad de los niños expósitos se acercaba al 100% durante el siglo XVIII, en cambio, la mortalidad infantil y juvenil se situaba en un 50%, eso sí, las inclusas conseguían rebajar la cifra de mortandad de los expósitos hasta el 80 y 90%.

Pero la situación de las casas de acogida tampoco se acercaba a lo deseado, ya que las nodrizas encargadas de lactar a los inclusos eran escasas y cada una de ellas se tenía que hacer cargo de varios niños, por lo que la alimentación que recibían era muy deficiente. Además, algunos niños que conseguían llegar a las inclusas lo hacían enfermos de sarna o sífilis. “A través del amamantamiento estos males se propagaban a niños y nodrizas. Éstas estaban muy mal pagadas y eran mujeres que aceptaban trabajar en la inclusa porque era el último remedio”, cuenta la historiadora, que añade que muchas nodrizas se negaban a sacar a los niños a la calle para que tomaran el aire “porque les avergonzaba que les vieran y se supiera donde trabajaban. En efecto: después de haber desempeñado esa tarea ninguna familia las hubiera contratado como nodriza de sus hijos”.

No había suficiente personal ni material como para atender a tantos niños, por lo que a la precaria situación de las nodrizas se le añadía que los pequeños estuvieron amontonados en las cunas. Así, era muy difícil no enfermar, ya que los sanos terminaban por contagiarse. Valverde destaca un terrible dato: “En Pamplona durante el siglo XVIII, murieron todos en un plazo no superior a los tres meses a partir de su ingreso”.

Casas de recogida de expósitos: Donostia, Tolosa, Azpeitia, Azkoitia, Arrasate, Mutriku…
Ya en 1791 las Juntas celebradas en Elgoibar mostraron la intención de establecer una casa general para los expósitos y la “reclusión de malas mujeres en el centro o paraje más proporcionado de la Provincia”. Pero llegó la guerra con Francia y estos trabajos previstos no se reanudaron hasta 1796. Dos años más tarde, el obispo de Calahorra estableció una inclusa en Arrasate y en 1803 las Juntas de Bergara dividieron Gipuzkoa en cinco partidos “estableciéndose otras tantas casas de expósitos en Donostia, Tolosa, Azpeitia, Azkoitia y Arrasate, asignándoles a cada una de ellas los pueblos respectivos”, detalla Múgica. Más tarde se creó otra casa de acogida en Mutriku.

Pero la guerra de la Independencia alteró las prioridades del territorio y se suprimieron las casas de expósitos de Azkoitia, Arrasate y Mutriku, pero se creó la de Bergara. Existían las casas de acogida, pero las carencias de estos lugares eran cada vez más evidentes.

Salas de maternidad: absoluta clandestinidad
Con el tiempo, la modalidad de abandono se fue modificando. Hacia 1845 se establecieron salas de Maternidad en las casas de socorro de Donostia y Tolosa. Eran lugares en los que ingresaban las embarazadas solteras a partir del séptimo mes. “En medio de medidas extremas de clandestinidad permanecían allí escondidas hasta que daban a luz y luego salían, dejando en la gran mayoría de los casos a los niños en el establecimiento”, cuenta Valverde que arroja los datos de los niños abandonados en el Partido de San Sebastián entre 1856 y 1865: 46 lo fueron en la Sala de Maternidad, un 7%. En la década siguiente se abandonaron 769 niños, de los que 224, el 29% había nacido en la sala. Para finales de siglo ya suponían un 43% del total de 916 abandonados.

El cambio comenzó cuando alrededor del año 1910 la Caja de Ahorros Provincial acordó costear la Casa Cuna de Fraisoro que enseguida se convirtió en la mejor del Estado. Allí se comenzó a utilizar alimentación artificial para los niños, en un principio elaborada con leche de vaca maternizada, “ya que tan excelentes resultados se habían obtenido con este procedimiento en la última Exposición internacional de París”, explica Múgica. Esto, añadido a las más modernas instalaciones, supuso que de los 259 ingresados durante los años 1932-33, se redujera la mortandad y únicamente fallecieran un 18% de los niños abandonados.

Transcripción del artículo "Abandonar al hijo para que viva" de Aitziber Salinas publicado por el digital Noticias de Guipuzkoa con fecha 27 de septiembre de 2010.